Te vamos a contar una historia que servirá de ejemplo para afirmar que para el deporte no hay edad. La casa de Giuseppe Ottaviani tenía dos plantas. Bajaba a recibir en la primera y subía a paso ligero hasta la segunda. Era campeón del mundo de atletismo y ostentaba el récord absoluto en ocho categorías distintas. Bien hasta aquí, si no fuera porque tenía 104 años. Fue una leyenda, desconocida para muchos, que se va a lo grande. Este año falleció en Sant’Ippolito, un pueblecito del centro de Italia, donde había nacido en 1916. En tiempos de la Primera Guerra Mundial.
Para el deporte no hay edad
Contaba que en el año 1939. «Cuando estalló, estaba haciendo el servicio militar como conductor para el Ejército del Aire. Las bombas caían al lado del cuartel en Turín». Este era un relato para un conocido periódico durante una conversación en su casa. Su relación con la Aviación italiana regresó cuando comenzó su carrera de atleta, a los 70 años.
Hasta entonces sólo había sido un sastre. Después de toda una jornada, con tres hijos a los que alimentar, no le sobraba el tiempo. Le gustaba el deporte y la vida sana. «Mis otros amigos bajan al bar, pasan la vida, pero yo quería aprovecharla», decía.
Y, así, su carrera fue de menos a más. Comenzó en el atletismo en la categoría máster, donde los deportistas compiten por franjas de edad a partir de los 35 años. Quizás no tenía la preparación ni la experiencia de otros veteranos, pero no le faltó constancia. Obtuvo su primera victoria en un campeonato italiano en 1999, 13 años después de su debut, y desde entonces sólo ha ido amasando récords. En el palmarés, elaborado por su hijo Paolo, figuran 55 títulos nacionales para mayores de 95 años; y ocho récords del mundo, cuatro europeos y 12 italianos en la categoría por encima de los 100 años.
Esperamos que te motive esta es una increíble historia de éxito y tesón. Un atleta increíble que nos recuerda que para el deporte no hay edad. ¿Conoces a alguien así? ¡Nos encantaría recibir tus comentarios!
